Por
Juan Colón,
Poeta, historiador, narrador, conferencista y Embajador de la paz en el
mundo, designado por el Círculo de Embajadores Universales con sede en Ginebra
Suiza y París.
Escucha el coro, ocho mil millones de almas te lo piden,
y este otro más grande aún de tus padres, hermanos, tíos y vecinos.
En el drama del mundo tu papel es cuidar un arma mortal
llamada prudencia. Mañana, es decir, cuando vuelva el mañana, cruzaremos el
otro lado de la felicidad, las calles donde nos esperan ilusionados los
abrazos. Iremos a los parques y estarán las sonrisas en proyectos del aire.
Habrá una luz sedienta, gorriones en las ventanas, para entrar donde estés.
Quédate en casa, cebando fresas, uncido de voces
nuevas, para el pan del porvenir.
Reescribiendo la historia de tu familia, con todas las
fábulas y bosques del labio superior de una mirada.
Te cuento como cambió el cuento; un día despertamos y
nos enteramos que existen los vecinos, no volvió a caer el mismo muro, pero el
dolor horizontó las penas, desnudó las miserias humanas, esas que se guardan en
cofres de oro. Puso de rodillas los imperios y nos tiene frente al espejo con
muchas interrogantes.
Y hasta es posible las estadísticas dejen de ser una
matemática, para ser una herida.
Porque duele la bomba atómica del hambre que mata cada
día, 22 mil niños. Y un calmante de indiferencia.
1300 millones de personas en pobreza extrema, en tanto,
menos del uno por ciento tiene la riqueza. Y un calmante de indiferencia.
Ay, que uno sólo de ellos, dice Oxman tiene lo
suficiente para combatir la pobreza del mundo. con un solo presupuesto militar
de las grandes y ahora diminutas potencias se saciaría el hambre. Pero hay un
calmante de indiferencia.
Cien millones de inocencia infantiles que piden pan y
agua, y una sola indiferencia
El dolor moverá nuestra sangre, cauterizará el egoísmo,
revivirá el espíritu.
Si daño la
tierra, daño el sustento de mis descendientes, hace siglos lo reflexionaron los
indios piel roja, mil millones de peces, aves, animales silvestres, delfines;
las flores del agua han vuelto a perfumar.
Quédate en casa para que aplaudamos: juntos, puesto de
pie, con ensordecedor y delirante aplausos, como jamás lo recibieron: Messi,
Cristiano, Juan Luis Guerra, ni Elton John, a esos héroes que curan.
A los héroes que cuidan y a los miles anónimos
solidarios.
Quédate en casa se avecina una nueva primavera de
amistad con la tierra y es posible, aunque parezca inverosímil mirarnos a los
ojos con una nueva gracia.
Quédate en casa para ir a la vendimia de la nueva
utopía.
VIDEO:
Poema Quédate en Casa.
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