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Lamentable pérdida de una gran mujer

La comunidad monteplateña a todos sus niveles lamenta profundamente el sentido fallecimiento de la hermana María Luisa Pérez Gines, la mayor de las tres misioneras Dominicas del Osario que llegaron a Monte Plata a mediados de los años 80 a realizar una fructífera obra de educación.



POR LUIS D. SANTAMARIA
El autor es periodista. Reside en Monte Plata




Luego de luchar como toda una guerrera contra diversas complicaciones de salud, la religiosa finalmente perdió la batalla partiendo este sábado 25 de agosto a la morada del señor para desde allí continuar con su mensaje de bien en beneficio de miles de niños, adolescentes y adultos de nuestro Monte Plata querido.

La hermana María Luisa Gines,  junto a sus compañeras de congregación y compromiso de amor al prójimo, Carmen Cuadrado (fallecida) y Teresa Pagan emprendieron hace más de 30 años un proyecto educativo  que con mucha fe,  trabajo, talento e involucramiento de la comunidad plasmaron  lo que hoy día son los centros escolares  Escuela parroquial padre Arturo, el Liceo Madre Ascensión Nicol y la escuela Laboral Mamá Tingo.

Estas instituciones de Educación pública y gratuita que de acuerdo a estadísticas del Ministerio de Educación y sobre todo a la valoración y aprecio del pueblo, constituyen modelos en su desempeño, calidad, desarrollo integral y de valores.

Estas tres religiosas españolas, que además de las escuelas mencionadas fundaron y sostienen un hogar para envejecientes de escasos recursos, se establecieron en el barrio Vietnam y allí levantaron entre el polvo y el lodo existente en ese sector, entonces urbano-marginal, sus obras educativas sustentadas en la fe, la participación de la comunidad y la colaboración de entidades y empresas identificadas con el entusiasmo, la inspiración y la esencia cristiana que animaba a las hermanas.

A la Hermana María Luisa Gines le correspondió dirigir la Escuela Mamá Tingó, belleza, etc.; tarea que desarrolló con firmeza, pero con dulzura y simpatía, atributos que irradiaba su personalidad llena de humanidad, calidez, buen humor y candidez; lo cual le granjeaba además del respeto y la camaradería de empleados y estudiantes, un sentimiento generalizado de cariño y ternura de parte de quienes la conocimos.

Su muerte representa un duro golpe para todos los monteplateños de buen corazón, ya que  nos ha dejado un gran vacío difícil de llenar en el futuro inmediato por la desaparición física de esta gran mujer que supo siempre hacer el bién Que Dios acoja en su santo seno el alma de la hermana María Luisa Gines. Que descanse en paz.
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