Rafael Pineda (Hijo). |
Por Rafael Pineda
Ni la muerte, la tirana invencible,
Rafael Pineda (Padre). |
que con rudo y fugaz latigazo fatal
nos hermana siempre en lo más humano,
en el desconcierto loco de los sentidos,
en la aterradora boca oscura del abismo,
y en el peligroso asecho del olvido,
puede evitar que la luz de la esperanza,
esa terca guerrera de todas las utopías,
se nos cuele con su carga de solidaridad
para untarnos su tibio bálsamo reparador
en cálidos, amados y memorables abrazos,
en mensajes que nos llegan de todos lados
como lluvia fresca en la calurosa tarde rota.
Hoy no puedo menos que corresponder
a cada uno y a cada una de ustedes,
hermanos y hermanas, amigos y amigas,
su dulce cercanía, su palabra, sus miradas,
tan llenas de amor, tan ciertas de ternura.
Estoy en paz con la vida y con la muerte,
con la vida por todo lo que Papá fue en ella,
con la muerte porque se lo llevó serenamente.
Claro que me queda una nostalgia del carajo,
que su sonrisa no se me sale de las retinas,
que su nombre no se me quita de los labios.
Pero mi Padre vive y vivirá en mi y para mi,
mientras exista sobre la tierra y sus surcos,
un hombre honesto, incansable y solidario.
nos hermana siempre en lo más humano,
en el desconcierto loco de los sentidos,
en la aterradora boca oscura del abismo,
y en el peligroso asecho del olvido,
puede evitar que la luz de la esperanza,
esa terca guerrera de todas las utopías,
se nos cuele con su carga de solidaridad
para untarnos su tibio bálsamo reparador
en cálidos, amados y memorables abrazos,
en mensajes que nos llegan de todos lados
como lluvia fresca en la calurosa tarde rota.
Hoy no puedo menos que corresponder
a cada uno y a cada una de ustedes,
hermanos y hermanas, amigos y amigas,
su dulce cercanía, su palabra, sus miradas,
tan llenas de amor, tan ciertas de ternura.
Estoy en paz con la vida y con la muerte,
con la vida por todo lo que Papá fue en ella,
con la muerte porque se lo llevó serenamente.
Claro que me queda una nostalgia del carajo,
que su sonrisa no se me sale de las retinas,
que su nombre no se me quita de los labios.
Pero mi Padre vive y vivirá en mi y para mi,
mientras exista sobre la tierra y sus surcos,
un hombre honesto, incansable y solidario.
0 comentarios:
Publicar un comentario