Por: Lic. Jorge A. Abreu Eusebio.
Durante
el paso de la historia, el imperio, el colonialismo y neocolonialismo han
puesto en práctica herramientas para destruir a todos aquellos o aquellas que
los adversen, los combatan o no estén de acuerdo con sus propósitos; todo el
que atente con sus intereses es un cadáver en toda la extensión de la palabra.
El imperio, a través de las grandes corporaciones y sus estructuras no perdonan
nunca y esperan el momento para vengarse.
Negros,
gavilleros, comunistas, ateos, herejes, narcotraficante, terroristas, corruptos
y una interminable lista de sobrenombres para tildar a esos que han osado
enfrentarlos.
Fusilamientos,
golpes de estados militares, terrorismo, sabotajes, hogueras, “suicidios”,
“accidentes”, guerras psicológicas, bacteriológicas y mediáticas, bloqueos,
entre otros actos para vengarse y en los últimos tiempos utilizan los elementos
“democráticos y constitucionales y de justicia” para dar golpes de estados
constitucionales, enjuiciar a los gobernantes que atentaron contra esos
intereses espurios que solo traen más pobreza, atraso, y dejan una secuela de
daños irreversibles a los países de los cuales se sirven en contubernio con los
sectores más lacayos y cavernarios.
Lo
que está ocurriendo con Lula es una réplica de lo que siempre han hecho esos
oscuros intereses que nada les importa la humanidad, sólo sus ganancias, a
costa de lo que sea.
No
les perdonan haber sido un referente en favor de las grandes mayorías y
convertir a su país en una potencia en varias materias, cosa que nunca le
dejarían pasar por alto y mucho menos su perfil como el próximo presidente del
Brasil.
Poner
el Brasil en condiciones de competir en medicina, armamentos, tecnologías, no
se lo perdonarían nunca. Sacar de la pobreza extrema a millones de personas;
poner en práctica un modelo educativo funcional y práctico; lograr el avance de
los medicamentos genéricos, negociar a precios justos y ser solidario con los
demás países, no permitir la explotación de la clase obrera, lograr que
Petrobras sea gubernamental y que sea generadora de riquezas para la nación y
el mundo, eso jamás se lo perdonarían. Exterminarlo es su objetivo.
Negociar
con China y Rusia en condiciones ventajosas para la región; apoyar las
políticas sociales y revolucionarias de diversos países latinoamericanos;
Formar parte del Banco de
Desarrollo (NBD) del grupo BRICS (Brasil, Rusia, India, China y Sudáfrica) para
impulsar en diversos países el nivel de desarrollo e infraestructuras de manera
diferente y no leonino como lo han hecho siempre los del sistema, eso nunca se
lo tolerarían.
Lula es un preso del sistema que pretenden
matarlo moralmente a través de las prácticas más asquerosas que se han
utilizado a lo largo de la historia cuando el fin es la venganza, poniendo en
ejecución las armas de la “justicia”, aunque no existan las pruebas y las
fabriquen. Quieren presentar a este formidable ser como un vil ladrón, mientras
por el mundo se pasean gánster, terroristas, narcotraficantes, genocidas,
verdaderos ladrones del erario público y demás castas que son intocables porque
les sirven o les han servido a esos intereses corporativos del sistema, que han
hecho más daño que los perpetrados por Hitler y las bombas de Hiroshima y
Nagasaki. Esos son los verdugos de Luiz Inácio Lula da Silva, porque no
comulgó con ellos. Por el contrario él merece respeto y admiración.
Que se levanten las voces del mundo en favor de
su causa. Que se rompan los esquemas y se tomen acciones para evitar la
verdadera injusticia la cual él combatió y por eso lo pretenden crucificar de
manera criminal con el velo de la aparente “justicia”.
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