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América, en el filo de la historia


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Manuel Díaz Aponte          
Su dimensión, historia y trayectoria convierte al Continente Americano en una de las regiones más singulares del planeta, pero también, de una plataforma dotada de inmensas riquezas materiales, humanas y espirituales así como de un descomunal esquema de desigualdad social.
Después de Asia, es el segundo continente más grande del mundo con 42,55 millones km², y su devenir histórico está marcado por acontecimientos que han estremecido a la humanidad.
“Todo un inmenso jardín
Eso es América
Cuando Dios hizo el Edén
Pensó en América”
Así reza una de las estrofas de la hermosa canción titulada: “América, América” que popularizó e internacionalizó en la década del setenta el extraordinario artista español ido a destiempo, Nino Bravo.
Las botas y el sable del almirante Cristóbal Colón junto a su delegación de conquistadores españoles a bordo de La Pinta, La Niña y la Santa María pisaron tierra americana por primera vez aquél inolvidable 12 de octubre de 1492, abriendo uno de los espacios geográficos más hermosos, acariciados y hoy mas explotados del mundo.
Su presencia generó enormes inquietudes, temores, expectativas y mucho hermetismo entre los originarios de la Isla que no salían del asombro al ver por primera vez a esos rostros europeos que los miraban fijamente.
El imperio español orientado por la reina Isabel I de Castilla encomienda a Colón explorar y conquistar nuevos territorios “aún en tierras desconocidas”, tal como sucedió con el Descubrimiento del Nuevo Mundo.
Colón estaba consciente del valor que tenía su aventurada empresa tanto para la corona de España como para él propiamente dicho; por eso, exigió como condición fundamental previo a emprender el largo y tortuoso viaje que se le concediera el titulo hereditario de Almirante del Mar Océano, el cargo de Virey y Gobernador y el diez por ciento de las ganancias del proyecto que estaba siendo idealizado.
¡Aprobado!, el liderazgo y visión futurista de la reina Isabel se impuso por encima de algunos burócratas recalcitrantes de la corona que intentaron ponerles trabas asumiendo que era una “gran aventura”.
Sin embargo, meses después, se convirtió en un verdadero acontecimiento que transformó para siempre el ritmo de la historia dejando mucha, pero mucha sangre y dolor esparcidas entre montañas, ríos, mares y bosques que todavía conservaban su virginidad.
¿Acaso no fue esa acción patrocinada por el Reinado de España, la primera invasión que se conoce de una potencia extranjera en América?
Pero también se trató de una flagrante violación a los derechos humanos; al orden institucional de la organización comunitaria de la población indígena, al derecho a la vida, a la preservación de sus espacios, culturas, tradiciones y autenticidad histórica.
Los historiadores de la época intentaron justificarla aduciendo  que se buscaba “civilizar” a los indígenas, primera población humana en habitar América.
Lo cierto es que esos aborígenes del Continente Americano fueron exterminados salvajemente por las fuerzas invasoras, especialmente en esta Isla de la Hispaniola.
A partir de ahí, la región comienza a experimentar una nueva etapa en las relaciones productivas; sociales, institucionales, humanas y de organización a nivel de las estructuras de dominación.
Colonialismo                    
Las potencias Europeas mantuvieron por años una fuente de enriquecimiento a través de las rutas de la seda proveniente de Asia. Además, eran consumidores en gran escala de las especias usadas en la preparación de los alimentos que salían de las tierras asiáticas las cuales por su naturaleza y calidad solían ser cotizadas a precios altos en los mercados internacionales de la época.
Narraciones de Bartolomé de las Casas en las que coinciden varios historiadores, plantean que Colón fue persistente y muy audaz al vencer innumerables obstáculos ocurridos durante su periplo que incluyó cuatro visitas al territorio de América.
¿Un imprevisto? Su primer viaje zarpó del Puerto de Palos de la Frontera, hoy localidad de Huelva, España, el 3 de agosto de 1492 en dirección a Las Canarias, donde hubo que reparar el timón de La Pinta. Los capitanes de las naves eran Martin Alonso Pinzón, Vicente Yáñez Pinzón y Juan de la Cosa.
Desde allí las embarcaciones siguieron el 16 de septiembre hacia el mar de los Sargazos y el 12 de octubre arribaron a la “Isla de Guanahani”, desde donde el Almirante prosiguió su ruta por El Caribe llegando a Cuba el 28 de octubre y a La Española el 5 de diciembre.
El colonialismo impuso sus leyes y sus reglas en el nuevo continente aunque fue a base de un alto precio de sacrificar a millones de seres humanos que defendían con valor y gallardía sus tradiciones y autenticidad cultural.
La civilización inca denominada también civilización incaica o quechua fue la última de las grandes civilizaciones precolombinas que pudo preservar intacta su estructura de estado independiente durante la conquista de América hasta inclusive la conquista de la civilización del Perú.
Su periodo de dominación se extiende entre 1438-1533 en la franja de la región sur del Perú. El imperio inca como estado sudamericano se extendió hasta la etapa precolombina.
El liderazgo de los hermanos Atahualpa y Huáscar Yupanki      sobresale de manera decisiva para la prolongación del imperio inca en América.
Ha sido larga, tortuosa y en ocasiones estoica la lucha de los pueblos indígenas de América por las conquistas y defensas de sus derechos.
La guatemalteca Rigoberta Menchu, Premio Nobel de la Paz en 1992, incansable luchadora por la defensa de los derechos humanos y emancipación de las comunidades indígenas en el Continente, y es también, un vivo ejemplo del sacrificio y a veces riesgoso trabajo que representa defender a las comunidades indígenas americanas.
Las Capitulaciones
En realidad, las Capitulaciones de Santa Fe era la firma final del protocolo y condiciones institucionales que representaba el viaje de Cristóbal Colón hacia América, “las tierras más hermosas que jamás ojos humanos habían visto”, como lo exclamó el propio Almirante cuando pudo palpar, observar y contemplar el paraíso que acaba de “descubrir”.
En acto solemne, fray Juan Pérez, representante de Colón y  Juan de Coloma, secretario de Fernando El Católico, rubricaron el documento dando luz verde a la histórica travesía.
El Almirante que nació en Génova, Italia, hizo su primer viaje hacia América acompañado de 88 hombres en su mayoría experimentados marineros. Se estima que la corona de España invirtió alrededor de 200 millones de pesetas, es decir, (1,2 millones de euros actualmente) en este proyecto de exploración cuyo objetivo central era la búsqueda de riqueza, particularmente oro, madera preciosa y especias.
Investigaciones realizadas por la UNICEF y otros organismos de las Naciones Unidas apuntan a la existencia en América Latina de 522 pueblos indígenas actualmente.
Esas comunidades están distribuidas en las regiones desde la   Patagonia hasta el norte de México, pasando por áreas geográficas como Amazonía, Los Andes, Caribe Continental, Baja Centroamérica y Mesoamérica.
Pueblos Indígenas en América      
Los cuatro países que tienen el mayor número de población indígena son:
Brasil: 241 comunidades indígenas con una población de 734,127 personas.
Colombia: 83 localidades con 1, 392, 623 habitantes.
México: 67 comunidades y nueve millones 504 mil 184 personas de raza indígena.
Perú: 43 localidades y tres millones 919 mil 314 personas.
El Salvador: 3 comunidades y trece mil 310 habitantes.
Belice: 4 localidades y un total de 38 mil 567 personas.
Surinam: 5 comunidades y seis mil 601 habitantes indígenas.
La Confederación de Pueblos Indígenas de Bolivia en su censo del 2012 registra 34 comunidades habitadas por indígenas para un total poblacional de un millón 281 mil 116 gentes de raza indígena.
Dos presidentes descendientes de la raza indígena han gobernado en países de América Latina, ellos son: Evo Morales, actual gobernante de la República de Bolivia y el ex presidente de México, Benito Pablo Juárez García.
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